Intervención del senador Montes en la sala del Senado (1/07/15) en la votación de proyecto de ley que establece la cesación en los cargos de parlamentarios, alcaldes, consejeros regionales y concejales por infracción a las normas sobre transparencia, límites y control del gasto electoral.

– El senador Montes explicó que el sistema electoral que nos rige “es una cosa demasiado imperfecta, que ha afectado la calidad de la democracia y la política”. Recordó que las modificaciones de ese año fueron incompletas a pesar de que “tratamos de que hubiera sanciones […] Tratamos dos veces de consignar lo que se está aprobando en la presente iniciativa de reforma constitucional”.

– Además, denunció una pérdida del contenido de la política, donde la elección está “asociada a los recursos que se gastan en las campañas y a lo que puede demostrar cada candidato en su propaganda”.

– Señaló, además, que el dinero tiene miles de formas por los cuales “penetrar e incidir en el proceso político”. Por lo mismo, llamó a “actuar con inteligencia para reducirlos y enriquecer la democracia: que exista más diálogo, más debate, más conocimiento de los proyectos por implementar; que cada candidato no sólo represente la propaganda capaz de mostrar, sino las ideas respecto a las cuales se halla vinculado”.

«Señor Presidente, el tema de la relación política-dinero es muy sustantivo. Tenemos que discutirlo y reflexionarlo aún más. Habrá muchos proyectos en los cuales entraremos en este debate.

Nosotros contamos con un muy mal sistema porque no existe transparencia ni fiscalización. Gastamos gran cantidad de recursos en las campañas y no hay un sistema de sanciones efectivo.

El sistema que nos rige ahora, producto de la Ley N° 19.884, sobre transparencia, límite y control del gasto electoral, de 2003, es una cosa demasiado imperfecta, que ha afectado la calidad de la democracia y la política.

Tenemos una pérdida del contenido de la política que no parte el 2003. Viene desde antes. Se tiende a transformar a la política en algo bastante asociado a los recursos que se gastan en las campañas, a lo que puede demostrar cada candidato en su propaganda y en otras cosas.

Es decir, la democracia se ve afectada por el sistema en términos de representatividad, de legitimidad. Hay desconfianza profunda y debemos asumirlo porque tenemos que buscar la manera de, en ese contexto, construir un mejor sistema político, de partidos y electoral. Creo que debemos pasar a una nueva etapa en la historia de este país en cuanto a la relación dinero-política.

Uno podría decir que estamos en un momento del nivel de la profundidad de lo que fue, en 1958, la creación de la cédula única electoral.

Yo he escuchado al Senador Víctor Pérez (UDI). Y la verdad es que me parece fundamental su planteamiento. Él reconoce la necesidad de regular de otra manera la relación dinero-política y que ella sea transparente.

Porque si uno revisa el contexto histórico, que es bien importante, además del análisis comparado con otros países, no olvidemos que en Chile el dinero ha tenido demasiado impacto en la política.

Acuérdense de que los alcaldes, los alféreces, los regidores originalmente eran elegidos en la plaza en subastas públicas. Así partió la construcción de nuestra democracia. Y el que podía dar más, obtenía el cargo. Después se amplió el universo electoral, pero para los que contaban con recursos. Primero eran los latifundistas, después los comerciantes y se fue extendiendo, porque la gente que tenía dinero votaba.

Posteriormente, tuvimos un período largo en que se va ampliando el universo de quienes pueden elegir. No obstante, aquí se usó el método del cohecho, que fue brutal. Se entregaba a las personas el voto con la mitad del billete. Ellas votaban, lo llevaban de vuelta -porque no era cédula única- y les pasaban la otra mitad.

Hasta 1958 existió lo del cohecho. La manera de influir era directamente en el voto de las personas. Pero después de ese año fue distinto. Se controló el cohecho.

Entramos en otro momento, en que influye mucho el Estado. Entra en la política e interviene de manera considerable en las votaciones. Y los grupos económicos empiezan a incidir en distintas cosas, sumado a cierta influencia del exterior del país. En ese momento, aunque no vale la pena mencionarlo, sin embargo, fue fuerte en un período en que influían distintos grupos de poder, desde la CIA hasta otros.

Después viene el golpe y en todo ese período está claro que para nosotros fue fundamental la solidaridad internacional como forma de financiamiento.

La derecha de ese tiempo financió la política a partir del Estado, como dice el Plan Cívico Nacional con el que se preparó el plebiscito del 88. Desde este se hacía toda la política.

Y en ese Plan Cívico, Alberto Cardemil mencionaba que la política, antes que nada, era una disputa cultural. Y señalaba cómo distintas áreas del Estado tenían que ir a politizar los procesos y los hechos.

Después de la dictadura nos vamos a la situación actual, donde existen campañas muy caras y el dinero empieza a influir demasiado en los procesos políticos. El candidato bueno es aquel que tiene más posibilidades de mostrarse. No basta con eso, pero es muy importante.

Todo ello trajo como consecuencia el cambio que se hizo en 2003, que fue muy incompleto. Como aquí se ha dicho, nosotros tratamos de que hubiera sanciones. Acuérdense que la ley originalmente quedó sin ninguna sanción y que con posterioridad hubo que legislar al respecto. Tratamos las dos veces, al comienzo y después, de consignar lo que se está aprobando en la presente iniciativa de reforma constitucional.

Este paso es demasiado trascendente. Esta reforma y otro conjunto de iniciativas construirán un nuevo sistema. Vamos a pasar a otro estadio. Y confío en que nos pondremos casi en la punta del debate producido.

Todo es difícil. Nada es fácil.

El dinero dispone de miles de forados por los cuales poder penetrar e incidir en el proceso político. Pero tenemos que actuar con inteligencia para reducirlos y enriquecer la democracia: que exista más diálogo, más debate, más conocimiento de los proyectos por implementar; que cada candidato no solo represente la propaganda capaz de mostrar, sino las ideas respecto a las cuales se halla vinculado.

O sea, transitar a otro estadio de la política.

Lo anterior no va a superar completamente la desconfianza, pero por lo menos generará opciones dentro de la ciudadanía, con mucha más nitidez, con mucha más fuerza que las que se manifiestan ahora.

A mi juicio, resulta importante aprobar el proyecto en análisis.

Felicito lo dicho acá por el Senador Pérez V (UDI). Cuando discutimos este asunto en 2003 argumentamos algo parecido, y hubo un diputado del otro lado que señaló: «Si se cambia una coma, nos retiramos todos». Ese fue el tipo de debate que se verificó. Ahora pasamos a otro momento producto de la crisis de desconfianza en que nos encontramos y de los problemas derivados de ello. Sin embargo, en las crisis se van pariendo situaciones nuevas.

Creo que aquí estamos en condiciones -ojalá lo hagamos con convicción, con fuerza- de generar un buen sistema electoral, que tenga los mínimos forados posibles para que el dinero no maneje la política. Y, especialmente, que enriquezca en gran medida la democracia, la política y, por lo tanto, les dé más legitimidad y representatividad a las personas que resulten elegidas.

Sé que esto pasa por cambios al sistema electoral, pero también por enmiendas a la Constitución.

Quiero felicitar la presentación del proyecto y ojalá que lo apoyemos con harta fuerza y lo comuniquemos en todo lo que significa. Espero que marque un hito claro en cuanto a que empezó una nueva etapa en la historia de Chile en materia de relación política-dinero».


Deje su opinión