El lunes 19 de diciembre se realizó un encuentro para analizar las reformas laborales que lleva a cabo el Gobierno. Con esta agenda, señaló el senador Montes, “vamos a hacer una reforma legal, pero especialmente un salto cultural y político respecto de cómo la sociedad ve y enfrenta los temas del trabajo y los trabajadores”.

Participaron la Ministra del Trabajo, Javiera Blanco, el director de la Dirección del Trabajo, Christian Melis, y el diputado Tucapel Jiménez, presidente de la Comisión del Trabajo de la Cámara. La ministra Blanco y el director Melis presentaron detalles de la Agenda Laboral. Luego dialogaron con los asistentes, dentro de los que se contaban representantes de distintos sindicatos y representantes territoriales de los partidos de la Nueva Mayoría, entre otros.

En su intervención el senador Montes recalcó que la reforma laboral no sólo trata de un problema de leyes, sino que “es antes que nada un problema político y cultural”. “Como que se creó una cierta costumbre de que a los trabajadores se los puede tratar mal”, explicó.

“Es importante reponer el tema del trabajo como algo de preocupación de la sociedad porque la ciudadanía percibe que los conflictos laborales no son temas de todos, sino de los que están metidos en el conflicto”, señaló.

Recordó que antes de la dictadura cuando había una huelga “los primeros que llegaban eran los estudiantes, después los feriantes y otros sindicatos”. En ese sentido, indicó que hay una “falta solidaridad, que el problema no sólo sea de los que están en el conflicto, sino que en alguna forma de todos”.

A juicio del parlamentario no sólo se trata de un presentar soluciones legales, porque “pueden haber leyes perfectas pero realidades muy complicadas, en la medida que los actores sociales y la sociedad no hacen suyos los cambios”.

“Esta reforma, como la educacional, se tiene que discutir en la sociedad para internalizar que se deben enfrentar los temas del trabajo y los trabajadores de otra forma. De otra forma, las leyes pueden terminar como algo accesorio y no determinante del tipo de convivencia laboral que queremos”.

Como antecedente de esta reforma, está la necesidad de cambiar la lógica del Plan Laboral (1979), un modelo que dio forma a las relaciones laborales en un modelo neoliberal. En ese mismo sentido preguntó cuál era el rol del Estado en las relaciones entre el Capital y el Trabajo. “Uno puede pensar que el Estado es medio neutro, un poco cargado para los trabajadores y que las direcciones del trabajo prefieran no intervenir. Es de esperar que la Dirección del Trabajo defienda a los trabajadores dentro del marco legal general del país. Que haya una clara protección de los derechos de los trabajadores”.

Por otro lado explicó que una restricción importante es que los gremios tienen poca información cuando se negocia y no saben qué está pasando con la empresa. “Trabajé mucho tiempo apoyando sindicatos y en negociaciones colectivas y es un problema clave”, explicó. “Tenemos que cambiar el concepto de que los trabajadores no pueden saber cuál es el excedente que tiene la empresa y que posibilidad tiene de participar más en la distribución de sus excedentes”.

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